Todos hablamos de autoestima y creemos saber qué es, sin embargo muy pocos llegan a adquirirla realmente.
La autoestima es el poder de confiar en uno mismo, de creer en lo que se hace y en las cualidades y valores propios con la suficiente madurez e inteligencia de no resultar engreído o pedante.
En ocasiones necesitamos un "empujoncito" de alguien que nos refresque la memoria y nos haga sentir especiales, aunque realmente lo somos siempre; el problema es que hay personas que necesitan que constantemente se les dé ese empujón y es ahí donde empieza el problema, ya que debemos llegar a aprender a darnos nosotros mismos esa palmadita en el hombro.
También hay veces en las que alguien no da autoestima directamente, pero sí a través de una situación o un hecho, como puede ser la gratificación que se siente al ayudar a una persona que lo necesita y aprecia tu valía o en la que simplemente aprecias que tu labor ha tenido efecto.
Sentirse bien con uno mismo y sentirse querido parece fácil, pero en realidad es una de las tareas más duras a las que debemos enfrentarnos desde pequeños y que no siempre se llega a lograr, especialmente si el ambiente que rodea a la persona no es propicio; sin embargo, hay que luchar y seguir adelante hasta llegar a esa meta, no desesperar, porque la autoestima (al igual que casi todo en esta vida) es como una planta: hay que sembrarla, cuidarla, regarla... y sobre todo nunca olvidarse de que está ahí, por mucho tiempo que pase; eso sí, sin quitarle el sitio a otras plantas.
Marta
1 comentarios:
La vida es más fácil de entender si nos buscamos formas de comprenderla, me gusta mucho la metáfora del jardín, y tienes toda la razón en lo que escribes.
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