En esta sociedad moderna puede resultar difícil tener autoestima, porque la falta de valores se encarga de destruir lo bueno que hay en los demás.
Empezamos educando a nuestros pequeños, les inculcamos respeto a los compañeros, hablar con educación, ser solidarios, cumplir las normas etc... Todo va bien, pero ¿que está fallando para que a partir de cierta edad todo eso no valga mas que para ser el centro de burla de los demás? Es en estos momentos, cuando se nos debaratan los esquemas, no comprendemos la conducta de nuestros hijos, con frecuencia la adolescencia de ellos, coincide con otros cambios de nuestra vida, y es de suma importancia que no nos dejemos llevar por las decepciones y culparnos de lo que ocurre, es ahí donde nuestra autoestima debe hacerse más fuerte para no tirar la toalla.
Me da mucha rabia ver que se contagia cada vez más el acoso al más débil, que se vuelvan conflictivos aquellos que parecían los niños más buenos, porque en el fondo tienen miedo a no ser aceptados, o incluso han empezado ya a sentir el acoso de los más "fuertes".
Es muy importante ser fiel a los valores en los que creemos, transmitirlos a nuestros hijos sin imposiciones, dándoles libertad para decidir según su edad, no hacer un drama de sus errores y estar alerta en cada momento.
Si nos sentimos bien con nosotros mismos podremos enfrentarnos mejor a todas las dificultades y fracasos, si en la niñez contamos con la aceptación de las personas que nos ayudan a formarnos (familia, profesores, amigos) todo será más positivo.
Y en el círculo de la vida, si hacemos balance, veremos que un día fuimos adolescentes, y queriamos cambiarlo todo, ahora que avanzamos por la madurez, cada vez comprendemos mejor lo que sentían nuestros padres cuando empezamos a caminar solos. Es inevitable tener miedo de que se muevan por un mundo lleno de peligros, pero por eso es tan importante que les enseñemos a ser ellos mismos, y se sientan seguros de lo que hacen, para conseguirlo lo principal es fomentar el desarrollo de su autoestima, y aceptar que cada persona es única.
Encarni